Casos de coronavirus en la Confitería del Molino
El Covid-19 se cuela en todos lados, sin pedir permiso, -lo que tal vez fue inesperado es que esta vez apareciera en un edificio que lleva 23 años cerrado, “la realidad es que en plena pandemia y cuarentena el Gobierno de la Ciudad decidió reiniciar las obras en la Confitería del Molino”, -frente al Congreso de la Nación, y en las últimas semanas apareció el coronavirus.
Ahora hay incertidumbre porque no se sabe si alguien más puede estar contagiado, -al parecer nos les habrían realizado testeos a los contactos estrechos, “aquellos que estuvieron compartiendo jornadas laborales con los infectados”, como medida de prevención, en el lugar había carteles para que los empleados usaran barbijos y se lavaran las manos seguido.
La obra para la puesta en valor de la confitería empezó hace más de un año, se interrumpió durante los primeros meses de la pandemia y se retomó cuando la construcción pasó a ser una de las actividades exceptuadas de la cuarentena, -allí hay dos obras en paralelo: la de la cúpula y la cubierta de la confitería, a cargo de la firma Progorod S.A., y la fachada a cargo de la contratista HIT S.A.
Originalmente, -ambas empresas tenían tiempo hasta mayo de 2020 para finalizar los trabajos, pero la pandemia alteró todas las previsiones, “sólo Progorod habría estado avanzando en estos últimos días con la obra”, trabajaban en el lugar alrededor de 10 obreros, más tres técnicos de la compañía, personal de seguridad y algunos supervisores del Gobierno porteño.
El control de los trabajos está bajo la órbita de la Dirección General de Regeneración Urbana del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, -sin embargo, había incertidumbre entre los obreros porque, más allá de esta medida preventiva de aislamiento, “al parecer ninguno de los que allí cumplía tareas habría sido testeado como contacto estrecho”.
Por ese motivo no se sabe a ciencia cierta quién podría estar infectado y si a su vez podría convertirse en fuente de contagio para terceras personas, -por el momento, “y hasta este fin de semana no habrían sido reportados nuevos casos de trabajadores con síntomas de coronavirus”, la restauración de la confitería es financiada por el Gobierno Nacional y está a cargo de una comisión bicameral del Congreso de la Nación, bajo la supervisión del Gobierno porteño.
Desde su cierre, -el 24 de enero de 1997, el edificio sufrió más de dos décadas de deterioro y abandono, “tiene 7.600 metros cuadrados y cinco plantas”, su cúpula estuvo a punto de ser demolida, pero se salvó y ahora la están recuperando, “en poco más de un año de trabajo se reconstruyeron decenas de paños de vitrales (hay unos 1.200 metros cuadrados de estas ventanas)”, se restauraron más 250 metros de fachada, 150 metros de estucos y los salones principales dejaron de lucir en ruinas.
El Molino es uno de los edificios emblemáticos de Buenos Aires, -que grandes personalidades de la cultura argentina transitaron durante todo el siglo 20, “el siglo 21 lo encontró cerrado y a punto de la extinción”, ahora es víctima también del coronavirus, un capítulo más que deberá sumar a su historia, -esperar a que pase y apostar a que en algún momento, finalmente, “sus paredes y ornamentos puedan volver a brillar”.