Plaza Once, en el medio de la Ciudad e indisoluble con el tren

Plaza Once, en el medio de la Ciudad e indisoluble con el tren

En la esquina de Rivadavia y Pueyrredón, en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, se sitúa una de sus plazas más importantes. Paradójicamente, no se destaca por su belleza o la superficie que abarca. Más bien, es lúgubre, austera y algo básica, pero su ubicación, y el hecho de que pasen por ella decenas de miles en cada día le dan una importancia vital en el territorio porteño.

Hablamos de Plaza de Miserere, o Plaza Once, por el nombre de la terminal del Ferrocarril Sarmiento situada enfrente a ella, con quien tiene vínculo indisoluble. Pero además, es el punto de partida y llegada para decenas de líneas de colectivo, tiene debajo suyo estaciones del Subte A y H y es uno de los cruces neurálgicos para el tránsito vehicular, con tres avenidas claves. En uno de sus extremos, sumado a esto, comienza uno de los centros comerciales de la Ciudad.

La Plaza de Miserere está en el barrio de Balvanera, a algo más de 25 cuadras de la Plaza de Mayo y a 20 del Parque Rivadavia. Está situada en un lugar en el que a comienzos del Siglo XIX había una quinta. Con el correr del tiempo, fue cambiando su denominación: fue “Mataderos de Miserere”, luego Hueco de los corrales y Mercado del Oeste. El nombre Plaza Miserere llegó recién en 1957. El nombre recuerda a un histórico vecino, Antonio González Varela, que fue llamado “miserere”, por la misericordia y bonhomía que mostraba con sus pares de Balvanera.

La construcción del Subte A, a comienzos del Siglo XX, le presentó un cambio en su fisonomía. Y en 1923, luego de ser delimitada, se terminó por conformar su diseño, que guarda similitudes con el actual. Poco después llegaría el mausoleo con los restos del expresidente Bernardino Rivadavia, que yacen en el centro de la Plaza Miserere. Este dato no es menor, ya que las otras figuras con un rol clave en los primeros tiempos de la Patria no tienen sus restos mortales en espacios públicos como una plaza.

Ya entrado el Siglo XXI, en 2001, el Gobierno de la Ciudad llevó a cabo una millonaria remodelación de la plaza. Lo mismo se dió en 2007. A pesar de ello, usualmente se acusa al lugar de ser una zona de inseguridad, por lo que muchas familias o personas solas la evaden.

Por ser un punto de confluencia de tren, subte y colectivos, se estima que en tiempos normales circulan en ella unas 200.000 personas en días hábiles.

​En la década anterior, fue testigo de dos de las mayores tragedias de la Ciudad de Buenos Aires. El boliche República de Cromañón, que ardió en 2004, se encontraba a metros, mientras que el ferrocarril que chocó contra la estación Once en 2012 lo hizo enfrente de la misma, y por ella pasaron decenas de médicos y camillas con heridos.

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