Las estaciones Retiro, Once, Constitución y Lacroze, son monumentos históricos nacionales
Las estaciones ferroviarias más importantes del país, situadas dentro de la Ciudad de Buenos Aires, recibieron un importante reconocimiento. Las terminales del ferrocarril Mitre, Sarmiento, Roca y Urquiza del servicio de trenes urbanos porteño se convirtieron en “Monumento Histórico Nacional” este lunes.
La designación se dio a conocer en el Boletín Oficial, y lleva la firma del propio presidente Alberto Fernández. Allí se detalla que la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos “aconseja” esta “declaratoria” para las estaciones Retiro, Once, Constitución y Federico Lacroze. Los Monumentos Históricos Nacionales son lugares u obras que por su interés y valor gozan de una protección jurídica específica recogida en la Ley para su preservación, enriquecimiento y exhibición. Por ello, no pueden modificarse su infraestructura ni alterarse su diseño.
En los considerando, se destaca que “en el período que va desde los años 1880 hasta 1900, la expansión ferroviaria conformó una nueva imagen arquitectónica dentro del perfil urbano y suburbano de Buenos Aires caracterizada por la construcción de las grandes terminales, así como por la renovación de las estaciones intermedias”. Las tres primeras estaciones mencionadas son de dicha época. Once, Retiro y Constitución tienen una arquitectura similar; no así Federico Lacroze, que es de los años 50.
Aún así, todas sufrieron fuertes modificaciones. Constitución se mantiene en forma similar desde la década de 1930, cuando logró sobrevivir a un intento de demolición, y se le agregaron los actuales cuerpos sobre las calles laterales, el gran vestíbulo y dependencias auxiliares. Retiro, en tanto, nació hace más de 100 años, específicamente en 1915, cuando existía una fuerte influencia inglesa en Buenos Aires, que le da el estilo.
Entre sus curiosidades, Once tenía dos fachadas iguales, una hacia la Avenida Pueyrredón, donde se localizaba el acceso principal y la otra sobre la Plaza Miserere, donde había uno de menor importancia. En 1970, gran parte del edificio central de la estación, que se fue conformando producto de incorporaciones que le fueron haciendo a la estación, desapareció.
Finalmente, la Estación Terminal Lacroze, la más joven, expone la mirada de la arquitectura moderna en Buenos Aires, al presentar en su acceso principal un gran frente vidriado muy característico, inusual hasta entonces para las terminales ferroviarias.