El Museo del Cine enciende junio con joyas de época y proyecciones únicas

El Museo del Cine enciende junio con joyas de época y proyecciones únicas

En un cruce virtuoso entre historia, cine y celebración cultural, el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken despliega una programación imperdible para el mes de junio.

Entre homenajes, redescubrimientos y joyas del archivo, se destacan figuras como Mabel Normand, René Lavand, Julio Cortázar y Luis Saslavsky. Con funciones en 16 mm y proyecciones especiales, Buenos Aires se convierte por unos días en la capital del cine clásico y de autor.

Más que una cartelera, esto es una travesía por el alma del cine: sus orígenes, sus desvíos poéticos, sus duelos con la literatura y sus batallas contra el olvido”, asegura en diálogo con este cronista una de las curadoras del ciclo.

El Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken vuelve a dar en la tecla con una propuesta que combina educación, memoria y disfrute cinéfilo.

El mes de junio arranca con una función ideal para los más chicos (y no tanto): La chica extra (The Extra Girl, 1923), una comedia muda protagonizada por Mabel Normand, emblema del cine silente y una de las primeras mujeres en consolidarse como estrella en Hollywood.

Bajo la producción de Mack Sennett, la película desarma los sueños de fama desde dentro, mostrando sets, cámaras y pruebas de vestuario, con una heroína encantadora que, a pesar de los tropiezos, no se da por vencida. Es cine dentro del cine, y a la vez una lección de historia contada con humor físico y emoción genuina.

Ese mismo domingo, el ciclo DOCUDAC nos lleva por otra ruta: Cortázar & Antín: Cartas iluminadas (2018), documental de Cinthia Rajschmir que pone en escena una correspondencia creativa que marcó un antes y un después en la relación entre literatura y cine en la Argentina.

A través de cartas que cruzaron el Atlántico, el joven director Manuel Antín y el ya consagrado Julio Cortázar gestaron tres filmes basados en cuentos del escritor.

No sin tensiones, los intercambios entre ambos —incluso fonocartas enviadas desde París— revelan una danza de respeto, divergencia y comunión estética que modeló un cine literario inédito para la época.

El sábado 7, la programación da un giro mágico con El gran simulador (2013), de Néstor Frenkel, que retrata la vida y el arte del mago René Lavand.

Sin la mano derecha desde niño, Lavand desafió lo imposible hasta dominar la cartomagia con una elegancia insuperable. El documental no solo repasa sus hazañas técnicas, sino que permite intuir el pulso ético detrás del ilusionismo: la persistencia como motor artístico.

A continuación, a las 18 h, Idilio (2015) de Nicolás Aponte trae aire fresco con una historia de amor contada desde la ternura y el asombro.

Camila, la protagonista, vive un romance casi como una canción pop: desbordada de alegría, con imágenes luminosas y ritmo sutil. Es una pequeña gema que muestra cómo, en la sencillez bien narrada, puede anidar lo extraordinario.

El fin de semana del 8 de junio se enmarca en la Museum Week, dedicada al Día Mundial de los Océanos. Allí se proyecta Fragata Sarmiento (1941), un film de exaltación nacional dirigido por Carlos Borcosque, que pone en valor a ese buque-escuela que formó generaciones de marinos.

En 16 mm y con copia del archivo del Museo del Cine, es una oportunidad para ver cómo el cine argentino de época representaba la nación y sus símbolos.

Esa misma tarde, Aguas borrascosas (Remorques, 1941), del francés Jean Grémillon, agrega una dimensión pasional a la jornada oceánica.

Con Jean Gabin como capitán de un remolcador bretón y Michèle Morgan como la mujer que irrumpe en su vida, la película —filmada en plena ocupación alemana— es tanto una historia de amor como un retrato sombrío de los tiempos.

La Embajada de Francia y el IF d’Argentine apoyan esta función, subrayando su relevancia patrimonial y artística.

Pero sin dudas, el gran evento del mes es el Fin de semana Saslavsky, un tributo al cineasta Luis Saslavsky que recorre parte de su obra —deslumbrante, atrevida, poco recordada— entre París, Hollywood y Buenos Aires.

El ciclo incluye cuatro títulos, todos con proyecciones en 16 mm o en digital restaurado, permitiendo redescubrir a este autor inclasificable que rehuyó el realismo costumbrista para acercarse al melodrama sofisticado, la comedia estilizada y los laberintos del deseo.

El sábado 14 a las 16 h se proyecta Historia de una noche (1941), una adaptación de Leo Perutz con trasfondo argentino que, según el crítico Abel Posadas, anticipa a Boquitas pintadas en su retrato ácido de los prejuicios provincianos.

Por la noche, El loco serenata (1939) mezcla comedia, policial y melodrama con un Pepe Arias memorable. Es un film que desarma convenciones y las vuelve a ensamblar en clave de humor absurdo.

El domingo 15 la propuesta continúa con Eclipse de sol (1943), una screwball criolla con Libertad Lamarque en rol de mucama vengativa. La guionó Homero Manzi y está basada en una obra de teatro de Enrique García Velloso.

Más tarde, La dama duende (1945) deslumbra con su adaptación barroca y su elenco técnico de lujo: exiliados españoles como Rafael Alberti, María Teresa León y Julián Bautista, refugiados en los Estudios San Miguel durante la Guerra Civil.

Me resulta difícil exagerar lo necesario que se vuelve este tipo de programación en tiempos donde el algoritmo parece dictar qué vale la pena ver.

Cada película de este ciclo es una puerta al pasado, sí, pero también una manera de pensar el presente con otras imágenes, otros gestos y otros tiempos.

Ir al cine —en este caso, a la sala del Museo— se transforma, entonces, en un acto de resistencia cultural y de afecto compartido por la memoria.

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