Se inauguró hoy el Paseo del Bajo
Pasaron las obras, los movimientos de tierra, los cortes de calles y los desvíos de tránsito. Pasaron los ruidos de las máquinas, el ir y venir incesante de miles de operarios y la postal de una de las zonas más estéticas de la Ciudad, convertida en un obrador gigante. Pasaron los trabajos y este lunes, con el Paseo del Bajo oficialmente inaugurado, los que comenzaron a pasar fueron los camiones. Los primeros se vieron pasadas las 10.30, cuando, bocinazos de festejo de por medio, recorrieron los 7,1 kilómetros del flamante semi-túnel.
En trinchera, con cuatro carriles exclusivos para el tránsito pesado que unen las autopistas 25 de Mayo y Buenos Aires-La Plata con el Puerto de Buenos Aires, la Terminal de Ómnibus de Retiro y la autopista Illia, y con un tiempo de viaje que promedia los 12 minutos (contra los 47 que se calculaban antes de la obra), el Paseo reconfiguró, vial y urbanísticamente, a Puerto Madero y sus alrederores. De hecho, unió la zona de los Diques con el Bajo porteño, ofreciendo a los peatones la misma libertad de movimiento que a los autos, colectivos, micros y camiones.
Así lo entiende Mario, que vive en San Isidro pero trabaja en el centro de Buenos Aires, y que, atento a la novedad, decidió caminar desde Plaza de Mayo hasta el Dique 3 para estrenar, además del Parque del Bajo que abrió el 20 de mayo, la nuevísima escalinata-puente que trepa por encima de la autopista subterránea y vincula de forma directa la Ciudad con su río. “Vine especialmente, me tomó cinco minutos desde la Plaza hasta acá, por un camino cómodo, seguro y directo para los peatones. La vista abierta, la ausencia de los camiones, nosotros también nos beneficiamos con esta obra, no solo el tránsito”, menciona mientras toma algunas fotos.
Por lo pronto, uno de los cambios más evidentes no se ve sino que se escucha: el ruido que provocaba el tránsito pesado en las calles desapareció, y el paso de los vehículos sólo se escucha si uno se asoma a mirar por la trinchera que forma la autopista.
La otra ventaja es en la agilidad del viaje: sin los camiones y micros, Madero y Huergo quedaron más liberadas y los autos particulares pueden circular en mucho menos tiempo. Esto mismos deberá suceder desde esta noche, cuando quede totalmente liberada la traza de Alicia Moreau de Justo para el tránsito liviano que vaya hacia Retiro.
Del otro lado están los gastronómicos, por lejos el sector más perjudicado en el “durante” de la obra. Con varios locales que bajaron sus persianas por la falta de clientes, los que lograron mantenerse abiertos para ver el proyecto finalizado cuentan con pérdidas importantes en su haber y con expectativas moderadas respecto a lo que viene.
Esperamos que se reactive, y ojalá podamos ver una mejora dentro de este año, recuperar al cliente de Puerto Madero que dejó de venir por lo que implicaba llegar hasta acá. Se me vienen a la mente los casamientos que se festejaron estos años, con invitados y novios vestidos de etiqueta y caminando en medio del barro. Era imposible moverse por acá“, rememora Danilo Machin, encargado de Rodizzio Puerto Madero. Ellos son vecinos directos de la flamante escalinata, algo que apuntan colabore para recuperar el público que se llevó la obra.
En su momento, y en las numerosas reuiones que el Gobierno porteño mantuvo con los referentes del sector, se comprometieron a resolver el tema. Sin embargo, hasta el momento no existe ningún plan concreto para proveer a los restaurantes de un espacio para estacionar que recupera parte de las plazas perdidas.
“Es algo vital para el negocio, nosotros aguantamos hasta acá porque tenemos una trayectoria, fuimos el primer negocio en abrir en Puerto Madero en 1994. El segundo fue Bice, que tiene licencia en Nueva York, Dubai y Madrid, por ejemplo, pero que acá cerró hace tres meses”, ejemplifica Pelle, respecto de lo que puede depararle el futuro a cualquiera de los locales.