Otra vez sin solución para los vecinos del “Elefante blanco de Avellaneda”
Las expectativas de casi 1.000 acreedores -mayoría de ellos, familias- vuelven a quedar como en un limbo. En un mismo día, y en el lapso de menos de una hora, se llevaron a cabo dos remates para intentar liquidar lo que a estas alturas se conoce como el “Elefante Blanco” de Avellaneda. Una mega construcción ubicada a metros de la estación de trenes “Kosteki y Santillán”, en Avellaneda. El complejo de torres quedó a medio construir en 2012 y desde ese momento se debate sobre su futuro. Este martes salió a remate con una base de 15 millones de dólares, pero no hubo interesados. Media hora después volvieron a ofrecerlo, con una base de 10 millones. Y tampoco hubo oferentes.
Previo a toda esta situación, hubo en abril un primer remate fallido, con una base de 20 millones de dólares. Ahora las familias -muchas de ellas sin vivienda propia y que depositaron en esa obra todos sus ahorros- se encuentran frente a una situación de desesperanza porque podrían llegar a cobrar migajas después de haber pagado hasta 120.000 dólares. Algunas incluso llegaron a cancelar más de 100 cuotas.
El nombre real del proyecto es “Estrella del Sur”, y queda en Hipólito Yrigoyen al 800. Se trata de tres torres de 27 pisos cada una, unidas por una cuarta. En 2009 se formó un fideicomiso, cuyo dinero iba a ser administrado por Bapro Mandatos, una empresa del Grupo Provincia. Se ofertaron 924 departamentos, y casi todos se vendieron en dos meses.
En 2010 comenzó la construcción, pero dos años después quedó paralizada. Para ese momento, una de las torres tenía un avance de obra del 80%, y el resto del complejo estaba construido en un 40%. Ya para julio de 2014 un estudio de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) había determinado que el proyecto se encontraba subvaluado en un 22,8%.
Quien pidió la liquidación de esta mega obra fue Bapro Mandatos. Según la empresa, el proyecto quedó inviable debido al “incumplimiento del desarrollador y la cesación de pago de los aportantes, que fueron disminuyendo”. Estimaron que para 2012 habían dejado de pagar unas 300 familias.
El constructor era el grupo Bainter (cuyos titulares son Emi Primucci y Aleksan Markaryasoglu). Desde Bapro siempre dijeron que entre 2014 y 2017 se analizaron tres proyectos diferentes para reactivar la construcción, pero como no se pudo poner en marcha ningún plan, “entonces se solicitó ante la Justicia la liquidación por insuficiencia patrimonial”.
El juez a cargo de la liquidación es Diego Papa, del Juzgado Comercial N° 12. Y se encuentra en el ojo de la tormenta porque los vecinos sienten que jamás fueron escuchados.
“La realidad es que también pueden estar operando detrás de esta problemática algunos intereses que, sinceramente, son desconocidos por nosotros. Podemos hacer muchas conjeturas. Se habla de empresarios que podrían estar especulando para quedarse con la obra a un precio vil. Nosotros sólo queremos poder recuperar algo de lo que invertimos aquí”, le dijo uno de los vecinos a Comunas Porteñas.
Para tener una dimensión de la situación, hay un caso que grafica con números como quedan parados los vecinos: uno de ellos aportó cerca de US$ 120.000 a este proyecto, lo que hoy podría costar un departamento de dos ambientes con cochera en el centro de Avellaneda. Pagó 118 cuotas de las 120 que había acordado con Bainter. En el hipotético caso de que el edificio se vendiera en 20 millones de dólares, cobraría no más de US$ 22.000, a los que habría que descontar honorarios de síndicos, abogados de Bapro, peritos y tasas judiciales.
Aún está por determinarse cuando se intentará una vez más la subasta. Probablemente salga sin base o con un piso mínimo.