Flores amarillas en veredas y parques porteños
Como si un filtro típico de redes sociales se hubiese escapado del mundo digital para materializarse en el que existe fuera de las pantallas, -las calles y espacios verdes porteños danzan en el aire y se recuestan, luego, sobre las veredas las ambarinas flores de las tipas, “durante finales de noviembre y también los primeros días de diciembre”, después del jacarandá, los más de 14 mil ejemplares de la tipa o Tipuana tipu que habitan en la Ciudad florecen.
Las flores se caracterizan por su color amarillo fuerte y su gran cantidad, -si bien el proceso de floración no es prolongado como el de otras especies, porque produce un incesante caer de flores que forman alfombras amarillas que generan un gran impacto visual en veredas, calles y parques, “la tipa es un árbol que no pasa inconcluso”.
Es una de las especies más grandes que hay en las calles y espacios verdes porteños, -es un árbol que llega a medir más de 30 metros de altura en su zona de origen y presenta troncos oscuros de más de un metro de diámetro, “desde el área de Arbolado se ejecuta un plan para preservar los ejemplares que existen”.
Es un árbol magnífico y muy resistente que hasta tolera muy bien el trasplante en tamaño adulto, -un rasgo excepcional que tienen pocas especies, “por ejemplo, muchas de las tipas que hoy se ven en la avenida Rafael Obligado fueron llevadas luego de un ensanche de la avenida del Libertador y”, si pasamos ahora sobre el veredón nuevo de la costanera, vemos muchas tipas que fueron trasplantadas tras la ampliación del Aeroparque Jorge Newbery”, indicó Fiorentino.
Al igual que el jacarandá, -la Tipuana tipu fue traída a Buenos Aires por el paisajista Carlos Thays de la zona de las yungas: Tucumán, Salta, Jujuy y el sur de Bolivia, “y, si bien ambas especies tienen similitudes como su origen y la belleza de su floración, son de familias distintas, “el jacarandá es una bignoniácea y la tipa es una leguminosa”, una de las familias con más representantes en nuestro país.